Al final de Fantastic Four (2022) #1 se incluye una carta de Ryan North, guionista de esta nueva era de la serie. En ella establece los cuatro principios básicos que guiarán la colección dibujada por Iban Coello. Dicen así:
- Los Cuatro Fantásticos son divertidos.
- Los Cuatro Fantásticos son aventureros.
- Los Cuatro Fantásticos pueden hacer cualquier cosa.
- Los Cuatro fantásticos son accesibles.
Si estos van a ser los principios de la serie, su primer número debe ser capaz de mostrarlos en su plenitud. Y la aventura, centrada en Ben Grimm y Alicia Masters-Grimm, lo consigue. La pareja llega a un pueblo americano perdido de la mano de dios y desde el primer minuto establecen una dinámica de choque con los habitantes del lugar. Esta da lugar no solo a escenas de acción impactantes, sino a pequeños momentos humorísticos que nacen de cómo ven a los visitantes y de cómo le dan la vuelta a la tortilla para ganarse su confianza. Además, dada la peculiar situación del enclave, Ben y Alicia se lanzan a la aventura sin dudarlo. Porque si los Cuatro Fantásticos son capaces de cualquier cosa entonces son, ante todo, capaces de ayudar. Y eso es lo que hacen: echar una mano para resolver el meollo en el que se encuentra metido el pueblo de Cedar. Y todo ello en una aventura accesible, que cualquier persona puede coger y leer sin problema. Es una historia autocontenida, salvo por ese final extra que establece el misterio general de la trama de este volumen.
Así, el equipo creativo logra cumplir con sus objetivos. Esos cuatro faros marcan el camino en todo momento y, desde ahí, se construye todo lo demás. El tono de la colección es distinto a la etapa anterior de Dan Slott. Por ahora se dejan atrás los grandes sucesos y se mantiene a los personajes a nivel de tierra. Se deja de lado el tono clásico y se aboga por un tono de misterio y situaciones extrañas que rozan lo paranormal. Más personal e íntimo. Es por diseño, como declaraba el propio guionista en CBR:
Después de que sacara adelante «The Reckoning War», tras años y años de preparación y con plenas implicaciones multiversales, no había forma de ir más allá. Así que, en su lugar, fui en la dirección opuesta: historias más pequeñas y personales sobre estos cuatro héroes que sólo intentan salir adelante y, con suerte, dejar el mundo un poco mejor de lo que lo encontraron.
Ryan North. Traducción mediante DeepL.
North aboga por ofrecer «el concepto sci-fi loco de la semana» a cada número. Y aquí ya toca hablar con spoilers para lo que quiero comentar. Mi recomendación es leer el número si no lo has hecho, porque es un tebeo fantástico y un muy buen punto de partida para la nueva era.
Ben y Alicia pasan la noche en el pueblo de Cedar. Al despertar, se dan cuenta de que las cosas no encajan. Al llegar la noche del día siguiente, se dan cuenta de que no lo era: están atrapados en un loop temporal del 12 de julio de 1947. Deberán encontrar una forma de romperlo si quieren escapar de allí y ayudar a la gente que habita el pueblo, dado que no han podido avanzar mientras el resto del mundo se encuentra en el año 2022. Ese es el concepto sci-fi loco de este número y es con esta idea que Iban Coello pasa a divertirse como un niño pequeño. Y es que a lo largo del número tenemos varios trucos para señalar la anormalidad temporal en la que se han visto envueltos. Trucos que, a su vez, hacen apreciar más la Forma de una grapa a la hora de narrar. Los límites físicos de la página se convierten en ventanas al más allá que no vemos, sugiriendo tanta información como la que vemos plasmada.
Pongo ejemplos específicos para entender de qué hablo.
Al inicio del número, la primera página se repite tres veces. El diálogo también. Tan solo varían ligeramente las posiciones de los cuadro de textos. En la tercera página varían la penúltima y la última viñeta, y se añaden dos cuadros de texto extra. Por tanto, nos encontramos inmersos en el loop temporal desde el inicio del tebeo. La repetición provoca extrañeza y un pequeño parón antes de continuar. El lector se da cuenta de que algo ocurre. El concepto domina ya el relato. Y dada la posición privilegiada de quien lee, nos damos cuenta de ello antes de que lo hagan los protagonistas.
También somos los primeros en ver cómo actúa el loop. Se representa como una barrera rosa que barre la zona desde derecha hacia izquierda. De cierta manera es como si el poder viniera desde fuera de la página, arrasara el interior y desapareciera por el otro extremo. Los límites del tebeo son el propio ciclo, la herramienta representativa de ese poder.
Y como el tiempo es el concepto clave de esta grapa, hasta recursos clásicos como el de la siguiente viñeta adquieren más significado.
Pero sin lugar a dudas mi recurso favorito de todo el número tiene lugar cuando, después de entender su situación, Alicia y Ben deciden que tienen que romper el loop para liberar a la gente de Cedar de su situación. Para lograrlo, intentan varias cosas. Y esta es la página en la que nos muestran cómo lo hacen:
La distribución de viñetas es sencilla, con cuadrículas de tres a cada línea. Pero lo ingenioso ocurre en los márgenes. Por un lado, la ya mencionada barrera sigue entrando desde la derecha. Teniendo en cuenta el sentido de lectura occidental, esa posición es la mejor posible, dado que estamos acostumbrados a que cada borde derecho suponga el final temporal de un momento o escena, mientras que el borde izquierdo supone el inicio. Por otro lado, los márgenes superior e inferior se vuelven protagonistas, con tiras de viñetas cortadas a mitad que solo nos dejan entrever la mitad de la situación. ¿Cuándo empezaron? ¿Cuándo terminaron? ¿Cuántas veces lo han intentado? El tiempo explota a base de ciclos y se puede volver todo lo infinito que queramos. Al mostrar que no somos partícipes de la situación al completo, se sugieren una serie de sucesos que se pueden alargar todo lo que queramos. El tiempo escapa por los márgenes en una repetición sin fin aparente y el concepto sci-fi loco de la semana del loop temporal vuelve a atrapar al tebeo como forma.
Como truco es tan sencillo como fantástico.
No quiero hacer más spoilers del número, pero baste decir que el recurso se repite en dos ocasiones más. Para la última, el ciclo está resuelto. Las viñetas caen en su sitio y se muestra una secuencia completa que acaba en una splash-page. El tiempo avanza de forma normal y el lenguaje del cómic recupera así el tempo que tendría de no haber existido el loop. Y la barrera, por supuesto, desaparece, permitiendo ya sí esos saltos línea a línea.
Fantastic Four (2022) #1 es un inicio muy potente para el nuevo volumen de la Primera Familia de Marvel. Ante todo es una demostración de los cuatro pilares sobre los que su equipo creativo pretende sostener la etapa. Para ello, «el concepto sci-fi loco de la semana» tomará protagonismo. Si esta grapa sirve de ejemplo, cada concepto saldrá airoso no solo por el buen hacer de Ryan North a la hora de idearlos, sino también por la habilidad de Iban Coello para plasmarlos en la página con ideas que estén a la altura de lo representado. Del mismo modo, el color de Jesus Aburtov ayuda mucho a dejar buena impresión. Logra ofrecer toques luminosos incluso si el concepto podría tornarse hacia lo sombrío. Y es que todos los involucrados parecen tener en cuenta una verdad fundamental: los Cuatro Fantásticos son buena gente que quiere ayudar. Esa es la explicación que se da al primer pilar cuando se dice que «son divertidos». Y ese es el núcleo de este número. Por encima de conceptos locos e imágenes que atrapan, Ben y Alicia se ven inmiscuidos en el día a día de un pueblo que necesita ayuda. Echándole corazón y buenas intenciones, logran ayudar a las personas y garantizar que tengan un futuro mejor. Con esa base puedes hacer todas las historias que quieras de Los Cuatro Fantásticos.
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