En 2018 vi Venom en cines y en 2021 vi Venom: Habrá Matanza, también en la gran pantalla. Así que ahora, en 2024, han estrenado Venom: El Último Baile y, aprovechando la Fiesta del Cine, me he dicho «¿Por qué no?» y allá que he ido. Total, esperaba la Misma Peli 3 y, en parte, no me equivocaba. También es un poco más que eso, aunque quiero empezar con esto que acabo de hacer, con lo de Misma Peli 3. Es una broma que ya he hecho un par de veces hoy camino al cine y una puyita a la calidad media de esta trilogía. Pero también es un toque de cinismo para poder disfrutar de algo cercano a un placer culpable en vez de reconocer una realidad muy simple: que algunas cosas son lo que son y está bien así. ¿Qué más da si no son peliculones? ¡Al final me han divertido a cada entrega! Me han permitido hacer memes y doblajes chorra y también tienen la duración exacta para que no se eternicen. Son lo que son, son Venom por la vía de una Sony sin Marvel Studios. Y, ¿sabéis qué? Creo que terminan cayendo de pie.
Puedo centrarme en ese cinismo o puedo centrarme en que Tom Hardy lleva seis años divirtiéndose con este personaje, desbordando carisma y pasando un buen rato. Se ha echado casi todo lo que vemos en pantalla a sus hombros y, en El Último Baile, se ha ganado cierto viaje. Se ha ganado las emociones que nos hacen sentir a base de canciones populares de esas que hacen mejor todo lo que tocan y hasta me atrevería a discutir, según cómo me pille el día, que en tres películas han hecho ya más con el personaje que la Fox en veinte años con la Patrulla-X. No lo discutiré muy alto, eso sí. La cosa es que la peli busca divertirme de un modo, hacerme sentir de otro y plasmar acción de una forma concreta. Como espectador he entrado y me encanta sentirme así.
Venom: El Último Baile no es El Rey de Negro, es Venom Rex si hubiera sido una miniserie de inicios de los 2000. Tiene los vicios de los 90, pero se atreve a asomarse hacia algo nuevo y mejor. Se permite más pausas, se permite buscar un corazón y se permite soñar con algo más grande. Luego acaba limitada por lo de siempre y, por dios, que nadie piense que digo que estamos ante un peliculón. Pero, leñe, es la mejor de las tres. Entre algunos guiños vacíos y conceptos que no pueden explotar, ofrece firmeza en su escala y honestidad en su propósito. A ratos es un «Nos queda poco, ¿así que por qué no hacer esto?». Deja la estampa, deja la imagen grabada y que te quiten lo bailado. En esa alegría de danzar sobre su propia tumba consiguen algo que calificaría como bonito, cerrando un círculo y abriendo otro.
No es que vaya a hacer spoilers, pero este es el párrafo que os tenéis que saltar si eso os preocupa. Venom ha terminado su viaje como saga de películas protagonizadas por Tom Hardy, pero en el aire queda el futuro de algunos de sus conceptos, muy probablemente ligados a la saga de Spider-Man protagonizada por Tom Holland. No me atrevo a entrar a fondo ahora mismo sobre qué forma tendrá, pero sí que creo que todo esto puede salir mejor de lo que la gente espera. Si finalmente sucede, puede hasta tener sentido. Y, si es inevitable que suceda, no me negaré a disfrutar con ver en pantalla a los dos Tom interpretando a sus respectivos personajes. Puede molar.
Básicamente eso es todo. No es ahora mismo un film que me de para analizar mucho más de lo que hay en una capa superficial. Me ha gustado, me he divertido, me he reído y me he emocionado. Hay un grupo muy grande de personas (los créditos incluyen toda una sección española que ha trabajado en la peli) que se han esforzado en crear esto y que quede lo mejor posible. Mis agradecimientos y mis respetos por ello. Es lo que es y, tal cual me siento ahora, me gusta que me guste.
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