Lo que tienen las películas de superhéroes es que, salgan bien o mal, animan a leer. Motivado por la fantástica Superman de James Gunn, y en vista de que el próximo año se estrena Supergirl, decidí leer algunas cosas de esta última. Desconozco mucho de Kara y, mira, el momento es propicio. Empecé con lo obvio, Supergirl: Woman of Tomorrow. Ese es un auténtico tebeazo, seguramente mucho más merecedor de que le dedique unas líneas cuando me sea buenamente posible. El resumen es que es un cómic de esos que te recuerda por qué este medio mola tanto y, en cuanto pueda, lo pillaré en físico – lo he leído en digital porque sale gratis con una suscripción de Amazon Prime – porque es un cómic perfecto para prestar. El trabajo de Tom King, Bilquis Evely y Mat Lopes es sencillamente espectacular, con cada cosa en su sitio. Muy recomendable, es una de esas ocasiones en las que podéis hacer caso a la gente sin miedo.
En fin, que una vez leído ese, tenía ganas de más. Mirando en mi estantería y motivado por Jorge, acabé optando por Supergirl: Fuera de lo común, de Mariko Tamaki y Joëlle Jones. Este tomo lo tengo en su edición de Hidra, en la línea de Novelas Gráficas Juveniles que tuvieron un tiempo, luego pasó a ECC y ahora está en manos de Panini. Este detalle es muy importante porque la edición ha acabado siendo el principal motivo por el que no he disfrutado al cien por cien la historia. ¿Por qué? Veréis, existen dos ediciones de este cómic. La original la llegó a publicar ECC en un tomo de tapa dura estándar y contaba con color de Kelly Fitzpatrick. Aquello fue en 2016 en Estados Unidos, y en 2020 llegó la segunda edición, publicada aquí por Editorial Hidra. ¿El principal cambio? Un nuevo coloreado obra de Jeremy Lawson. Podéis ver una comparativa más a fondo en esta reseña de The Daring New Blog of Supergirl, aunque le tomo un par de imágenes prestadas para este texto.


Fitzpatrick optó por un coloreado estándar, acorde a la obra en sí. El tono de Fuera de lo común no deja de ser el de una serie juvenil de The CW y lo digo sin que eso signifique nada malo. Es, sencillamente, la realidad de este tebeo: una obra sobre una adolescente que redescubre su pasado y, con ello, debe replantearse su sitio en el mundo mientras lidia con su día a día como estudiante. No hay nada complicado en ello, ni nada rompedor. Pero Lawson optó por un coloreado con una paleta limitada que cambia, a todos los efectos, la atmósfera. En vez del mundo vivo y enérgico de la versión original, yo he leído un acercamiento contemplativo, en el que se nublan los detalles y se intenta generar una pausa e inspiración que, bueno, simplemente no existen. La Forma me estaba intentando engañar, el color buscaba generar sensaciones que no se corresponden con la intención original del relato. Y encima estoy bastante seguro de que el tomo de Hidra no estaba impreso del todo bien.
El original es mil veces más adecuado y tiene mucho más sentido, hay hasta detalles que me he perdido por culpa del recoloreado. Me parece una salvajada cómo el Formato destroza el Contenido. No tiene ningún sentido, de verdad. Hasta me molesta, hubiera disfrutado más de la historia en su forma original. Es horrible esto. ¿Qué motivó esta decisión? Quizá fue su reedición dentro de la línea juvenil y la búsqueda de un aspecto similar al de otras obras como Harley Quinn: Cristales Rotos. Sin embargo, aquella estaba pensada desde un inicio de aquella manera, mientras que Fuera de lo común ya existía tal y como debía existir.
Así, con todo el respeto debido a Jeremy Lawson, este tomo es la respuesta a la pregunta “¿Puede un mal coloreado estropear un cómic?”. La respuesta es un Sí rotundo. No por falta de talento, sino por entender mal un proyecto. No se puede forzar un cómic para que encaje en algo que no es, o al menos no se debe. El resultado final siempre será decepcionante y perjudicará a creadores y personajes por igual. Esta experiencia me deja con un sabor amargo, pero también con ganas de revisitar la historia con su color original cuando pase un tiempo prudencial que me permita marcar distancia. Hasta entonces, seguiré leyendo otros relatos de Supergirl que me permitan conocerla más a fondo. Por suerte, difícil será que me vuelva a encontrar con algo similar.
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